A mediados de los años ochenta, siendo una artista joven, presentó una de sus obras más potentes en la serie “Para concebir”, reconocida por su valor renovador del lenguaje fotográfico en América Latina. En este periodo de su carrera, la maternidad se convirtió en vehículo de su trabajo plástico, al experimentar el cruce de las transformaciones de su cuerpo y los discursos y normas que prescriben el desempeño materno en la cultura cubana. Las fotografías de la serie muestran la influencia de la artista conceptual cubana Ana Mendieta y de la fotógrafa estadounidense Cindy Sherman. Siendo una madre joven, en 1987 continuó la exploración de este tema con la serie “Recuerdos de nuestro bebé”. La siguiente década en la carrera de la artista se distancia del carácter autobiográfico asociado a la maternidad, para desplazarse hacia la investigación del sentimiento de soledad como experiencia humana. Esto se expresa en obras como “Lo que allí se siente” y “Todo lo tengo, todo me falta”. En esta etapa también dedica sus obras a las representaciones de los orishas, divinidades de la religión yoruba trasladadas desde África especialmente hasta Cuba y Brasil, a través de la diáspora ocurrida durante la ocupación europea en América. Algunas de estas deidades son motivo de sus fotografías: Eleggua, Yemayá, Ochún. A partir del 2000, Pérez profundiza en el video en relación permanente con su obra fotográfica.