Diferencia entre revisiones de «Emilia‌ ‌Ayarza‌ ‌de‌ ‌Herrera‌»

De Enciclopedia | La Red Cultural del Banco de la República
Línea 19: Línea 19:
La generación de poetas en la que se suscribe a Emilia Ayarza logró desprenderse del conservadurismo literario colombiano de la época, rompiendo con las formas, el lenguaje y las estructuras rígidas. Una generación menos apegada a valores tradicionales, no solo en una cierta forma y valores estéticos dentro de la escritura, sino también en los temas sobre los que se escribía (Gómez, 2018). Lo que sin duda revela el carácter dinámico de la creación literaria, pues esta cambia, se hace histórica y avanza (Martán, 1965).
La generación de poetas en la que se suscribe a Emilia Ayarza logró desprenderse del conservadurismo literario colombiano de la época, rompiendo con las formas, el lenguaje y las estructuras rígidas. Una generación menos apegada a valores tradicionales, no solo en una cierta forma y valores estéticos dentro de la escritura, sino también en los temas sobre los que se escribía (Gómez, 2018). Lo que sin duda revela el carácter dinámico de la creación literaria, pues esta cambia, se hace histórica y avanza (Martán, 1965).


===Tres poemas: ''El Testamento'', A Cali ha llegado la muerte y Diario de una mosca.===
===Tres poemas: ''El Testamento'', ''A Cali ha llegado la muerte'' y ''Diario de una mosca''===
 
Su poema ''A Cali ha llegado la muerte'' es un intenso relato de la tragedia ocurrida el siete de agosto de 1956, cuando siete camiones militares que iban del Puerto de Buenaventura hasta Bogotá, cargados con dinamita, explotaron en Cali. Ayarza con su poema deja un documento para la historia de nuestro país. Su poesía no fue puramente enfocada en temas amatorios y se decanta por otros, que dan idea de cómo la autora rechaza la pura intuición lírica, para buscar, en la cultura, la inspiración natural. Lo que le brinda una proyección más amplia y la perpetuidad de su obra (Rodríguez, 1959).
 
Si bien Ayarza en este poema no tiene un propósito político evidente, sí denota una postura frente a la violencia en nuestro país (Torres, 2010). De manera similar lo hace en El Testamento donde le relata a su hijo la Colombia que le deja como herencia:
 
:::Has de saber que el hambre –hijo mío-
es la primera letra de Colombia
(Ayarza citada por Cobo Borda, 1999, p. 84).

Revisión del 23:07 9 abr 2020

Emilia Ayarza de Herrera poeta con una extensa obra literaria y considerada una de las voces más interesantes y particulares de la poesía colombiana.

Biografía

Nació en la ciudad de Bogotá en 1919. Murió a los 47 años en Los Ángeles, California. Fue una poeta con una extensa obra literaria y considerada una de las voces más interesantes y particulares de la poesía colombiana. De una personalidad vigorosa y creativa, imprimió un nuevo sentido de la poesía femenina. En el mundo de la creación literaria, un campo que se revela fuertemente masculino, su trabajo no tuvo el reconocimiento merecido sino hasta después de su muerte. Fue injustamente olvidada por quienes seleccionan los hitos que van construyendo nuestra tradición literaria. La antología de su obra, que comprende desde 1947 hasta 1962, y publicada en 1996, permitió que la sociedad volteara la mirada sobre su prolífico trabajo.

El desconocimiento de una poeta

Poco se sabe de la vida de Emilia Ayarza, pues tanto ella como su obra, estuvieron relegadas en el punto cumbre de su carrera. Se sabe que fue colaboradora de la Revista Mito en la década de 1950. Era reconocida dentro del círculo de poetas bogotanos de mediados del siglo XX. Famosas eran las tertulias y bohemias que realizaba Emilia Ayarza en su casa junto con varios artistas, escritores y poetas. Era amiga de los “cuadernícolas”, como se les llamó a los autores que escribían sus poesías en cuadernos antes de publicarlas en libros (Llano, 2004). Emilia hace parte de la generación pionera de mujeres poetas en Colombia, donde también se destacan Matilde Espinosa (Cauca, 1912); Maruja Vieira (valle del Cauca, 1922) y Mariela del Nilo (Valle del Cauca, 1917), Gloria Cepeda (Cauca, 1930) y Dora Castellanos (Cundinamarca, 1924), entre otras. Es con esta generación que la poesía colombiana de autoras femeninas adquiere otra dimensión (Castro, 2011). Estas poetisas lucharon, a la par de los hombres escritores de su generación, para abrirse espacio y protagonismo en el mundo de la poesía, aunque el reconocimiento a los escritores varones se diera siempre en mayor amplitud. Prueba de eso es que la atención sobre la obra de Emilia Ayarza se produjera de manera póstuma, pues cuando estuvo viva fue desconocida y poco difundida. Las voces de estas mujeres fueron un eco fundacional y consolidaron una tradición para el surgimiento de poetas y poetisas posteriores, como Marga López (1945), Piedad Bonnett (1951) o Renata Durán (1948) (Castro, 2011).

Ayarza viajó por Estados Unidos, Canadá, Europa, África, Centro y Sur América. Tuvo cuatro hijos de su matrimonio con Ángel Herrera, de quien se divorció, razón que la llevó a vivir a México. Los últimos diez años de su vida los vivió ahí, donde fue recibida con emoción, no solo por su poesía, sino también por su socialismo político y sociabilidad cultural. En México se desempeñó como periodista en la Revista Mujer y en el periódico El Excelsior. También tuvo una columna de opinión, hacia 1947, en el periódico colombiano El Tiempo (Llano, 2004). En 1962 ganó en México un premio por su cuento “Juan Mediocre se suena la nariz” (Cuesta y Ocampo, 2013) y dejó una novela inédita: 'Hay un árbol contra el viento'.

La poesía de Emilia Ayarza

La poesía de Emilia Ayarza es vigorosa y desbordada. Con un tono intimista y una gran sinceridad literaria, intenta traducir no solo angustias propias sino también estados generales de incertidumbre y caos, de sueños y esperanza (Cuesta y Ocampo, 2013). Ha llegado a ser reconocida como la poetisa más audaz de su generación. Su lenguaje además es de una agudeza visual que resulta atemporal y casi de vanguardia, superando a muchos poetas de su tiempo.

(…) qué sumatoria de equívocos puede llevar a un país a ignorar a una mujer cuya voz, cuya fuerza de la palabra nos resulta hoy más contemporánea que la de muchos de sus contemporáneos (Cuesta y Ocampo, 2013, p. 243).

La generación de poetas en la que se suscribe a Emilia Ayarza logró desprenderse del conservadurismo literario colombiano de la época, rompiendo con las formas, el lenguaje y las estructuras rígidas. Una generación menos apegada a valores tradicionales, no solo en una cierta forma y valores estéticos dentro de la escritura, sino también en los temas sobre los que se escribía (Gómez, 2018). Lo que sin duda revela el carácter dinámico de la creación literaria, pues esta cambia, se hace histórica y avanza (Martán, 1965).

Tres poemas: El Testamento, A Cali ha llegado la muerte y Diario de una mosca

Su poema A Cali ha llegado la muerte es un intenso relato de la tragedia ocurrida el siete de agosto de 1956, cuando siete camiones militares que iban del Puerto de Buenaventura hasta Bogotá, cargados con dinamita, explotaron en Cali. Ayarza con su poema deja un documento para la historia de nuestro país. Su poesía no fue puramente enfocada en temas amatorios y se decanta por otros, que dan idea de cómo la autora rechaza la pura intuición lírica, para buscar, en la cultura, la inspiración natural. Lo que le brinda una proyección más amplia y la perpetuidad de su obra (Rodríguez, 1959).

Si bien Ayarza en este poema no tiene un propósito político evidente, sí denota una postura frente a la violencia en nuestro país (Torres, 2010). De manera similar lo hace en El Testamento donde le relata a su hijo la Colombia que le deja como herencia:

Has de saber que el hambre –hijo mío-

es la primera letra de Colombia (Ayarza citada por Cobo Borda, 1999, p. 84).