Diferencia entre revisiones de «José Antonio Olaya Bolívar y José Ignacio Rodríguez»
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José Antonio Olaya fue protagonista a comienzos de las campañas militares de la independencia, puesto que le correspondió levantar en armas a más de 300 hombres para marchar con ellos por la ruta del Escalante hacia Santafé. En los albores de la guerra y superando vicisitudes e inconvenientes climáticos y logísticos, logró llegar con 50 de los esclavos de sus trapiches cañeros. Gracias a sus acciones altruistas y bélicas, fue nombrado capitán de las milicias de la Mesa. Junto con su hijo Francisco Julián Olaya, Andrés Quijano y el Coronel José Ignacio Rodríguez, formó parte del grupo de mártires mesunos de la independencia. Francisco murió fusilado por ser hijo del rebelde José Antonio Olaya y por no haber delatado a su padre, quien se encontraba escondido por haber sido causante de muchos males a la causa del rey, y por haberse negado obstinadamente a decir el paradero de aquel y de sus hermanos. Estando escondido, conoció y se convirtió en amigo de José Ignacio Rodríguez, uno de los coroneles del ejército de Nariño en la campaña de 1813 y 1814, y a Vicente Almeida, quienes actuaban con los insurgentes de Santafé que conspiraban en casa de doña Andrea Ricaurte de Lozano, amiga y camarada de Policarpa Salavarrieta. Este grupo fue el artífice del importante ataque a Melgar y el Carmen de Apicalá, espacio de control del tránsito de mercancías en manos españolas. Además, José Antonio Olaya y José Ignacio Rodríguez contribuyeron con la organización de las guerrillas de los llanos de Neiva entre 1817 y 1819. Mantuvo cautelosamente la seguridad del Tequendama y se encargó de mantener lejos al ejército realista, con la complicidad de los indígenas panches, cuando se consolidaba la campaña de independencia y se realizaba la Batalla de Boyacá. Una vez conseguida la victoria del 7 de agosto de 1819, se le encomendó tomar prisioneros a Antonio Magno y Francisco Gómez, realistas al servicio español. Como resultado, y por ser un gran patriota, fue nombrado juez político del Cantón de La Mesa en 1819. | José Antonio Olaya fue protagonista a comienzos de las campañas militares de la independencia, puesto que le correspondió levantar en armas a más de 300 hombres para marchar con ellos por la ruta del Escalante hacia Santafé. En los albores de la guerra y superando vicisitudes e inconvenientes climáticos y logísticos, logró llegar con 50 de los esclavos de sus trapiches cañeros. Gracias a sus acciones altruistas y bélicas, fue nombrado capitán de las milicias de la Mesa. Junto con su hijo Francisco Julián Olaya, Andrés Quijano y el Coronel José Ignacio Rodríguez, formó parte del grupo de mártires mesunos de la independencia. Francisco murió fusilado por ser hijo del rebelde José Antonio Olaya y por no haber delatado a su padre, quien se encontraba escondido por haber sido causante de muchos males a la causa del rey, y por haberse negado obstinadamente a decir el paradero de aquel y de sus hermanos. Estando escondido, conoció y se convirtió en amigo de José Ignacio Rodríguez, uno de los coroneles del ejército de Nariño en la campaña de 1813 y 1814, y a Vicente Almeida, quienes actuaban con los insurgentes de Santafé que conspiraban en casa de doña Andrea Ricaurte de Lozano, amiga y camarada de Policarpa Salavarrieta. Este grupo fue el artífice del importante ataque a Melgar y el Carmen de Apicalá, espacio de control del tránsito de mercancías en manos españolas. Además, José Antonio Olaya y José Ignacio Rodríguez contribuyeron con la organización de las guerrillas de los llanos de Neiva entre 1817 y 1819. Mantuvo cautelosamente la seguridad del Tequendama y se encargó de mantener lejos al ejército realista, con la complicidad de los indígenas panches, cuando se consolidaba la campaña de independencia y se realizaba la Batalla de Boyacá. Una vez conseguida la victoria del 7 de agosto de 1819, se le encomendó tomar prisioneros a Antonio Magno y Francisco Gómez, realistas al servicio español. Como resultado, y por ser un gran patriota, fue nombrado juez político del Cantón de La Mesa en 1819. | ||
==Véase también== | |||
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==Bibliografía== | ==Bibliografía== | ||
*VELANDIA, ROBERTO, ''Enciclopedia histórica de Cundinamarca'', Bogotá, Biblioteca de Autores Cundinamarqueses, Cooperativa Nacional de Artes Gráficas, tomo III. 1980. | *VELANDIA, ROBERTO, ''Enciclopedia histórica de Cundinamarca'', Bogotá, Biblioteca de Autores Cundinamarqueses, Cooperativa Nacional de Artes Gráficas, tomo III. 1980. | ||
[[Categoría: Bicentenario]] | |||
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Revisión actual - 19:27 10 abr 2020
José Antonio Olaya fue protagonista a comienzos de las campañas militares de la independencia, puesto que le correspondió levantar en armas a más de 300 hombres para marchar con ellos por la ruta del Escalante hacia Santafé. En los albores de la guerra y superando vicisitudes e inconvenientes climáticos y logísticos, logró llegar con 50 de los esclavos de sus trapiches cañeros. Gracias a sus acciones altruistas y bélicas, fue nombrado capitán de las milicias de la Mesa. Junto con su hijo Francisco Julián Olaya, Andrés Quijano y el Coronel José Ignacio Rodríguez, formó parte del grupo de mártires mesunos de la independencia. Francisco murió fusilado por ser hijo del rebelde José Antonio Olaya y por no haber delatado a su padre, quien se encontraba escondido por haber sido causante de muchos males a la causa del rey, y por haberse negado obstinadamente a decir el paradero de aquel y de sus hermanos. Estando escondido, conoció y se convirtió en amigo de José Ignacio Rodríguez, uno de los coroneles del ejército de Nariño en la campaña de 1813 y 1814, y a Vicente Almeida, quienes actuaban con los insurgentes de Santafé que conspiraban en casa de doña Andrea Ricaurte de Lozano, amiga y camarada de Policarpa Salavarrieta. Este grupo fue el artífice del importante ataque a Melgar y el Carmen de Apicalá, espacio de control del tránsito de mercancías en manos españolas. Además, José Antonio Olaya y José Ignacio Rodríguez contribuyeron con la organización de las guerrillas de los llanos de Neiva entre 1817 y 1819. Mantuvo cautelosamente la seguridad del Tequendama y se encargó de mantener lejos al ejército realista, con la complicidad de los indígenas panches, cuando se consolidaba la campaña de independencia y se realizaba la Batalla de Boyacá. Una vez conseguida la victoria del 7 de agosto de 1819, se le encomendó tomar prisioneros a Antonio Magno y Francisco Gómez, realistas al servicio español. Como resultado, y por ser un gran patriota, fue nombrado juez político del Cantón de La Mesa en 1819.
Véase también
Bibliografía
- VELANDIA, ROBERTO, Enciclopedia histórica de Cundinamarca, Bogotá, Biblioteca de Autores Cundinamarqueses, Cooperativa Nacional de Artes Gráficas, tomo III. 1980.
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