Clara Emelina Garzón Pereira
| Nombre | Clara Emelina Garzón Pereira |
|---|---|
| Fecha de nacimiento | 31 de marzo de 1941 |
| Nacionalidad | Colombiana |
| Ocupación | Pintora y Docente de Educación Artística |
| Primaria | Colegio de las hermanas Carmelitas: Instituto Normal Teresiano en Túquerres |
| Bachillerato | Liceo de la Merced Maridíaz de Pasto |
| Estudios universitarios | Licenciada en Educación Básica en la Universidad Mariana de Pasto |
| Formación profesional | Docente de Educación Artística y Artista |
| Educación | Dibujo Arquitectónico en el Instituto María Goretti. Escuela de Artes y Oficios. Docente Normalista. Licenciada en Educación Básica en la Universidad Mariana de Pasto y Posgrado en Administración Educativa en la Universidad de Nariño. |
| País de nacimiento | Colombia, |
| Ciudad de nacimiento | Samaniego, Nariño |
| País de fallecimiento | Colombia, |
| Familia | Ricardo Garzón Maya (abuelo paterno); Emelina Moreno Guerrero (abuela paterna); Fortunato Pereira Gamba (abuelo materno); María Urdaneta (abuela materna); Manuel Garzón Moreno (padre); Mercedes Pereira Urdaneta (madre); Manuel Eduardo, Édgar Guillermo, Mary Stella, Alberto Tadeo, Mariano, Mercedes, Clara Emelina y su gemela Beatriz (hermanos); |
Biografía
Nació el 31 de marzo de 1941, en el municipio de Samaniego, en el departamento de Nariño (Colombia). Nieta por el lado paterno de Ricardo Garzón Maya, abogado, fiscal y juez, y de Emelina Moreno Guerrero. Sus abuelos maternos fueron los bogotanos Fortunato Pereira Gamba y María Urdaneta. En 1905, don Fortunato, ingeniero civil y de minas, matemático y químico, arribó a Pasto con su familia para fundar la Facultad de Ingeniería en la recién creada Universidad de Nariño (1904). En 1910 formó parte del grupo que estableció el Centro de Historia de Pasto, en la actualidad, Academia Nariñense de Historia. Además, se desempeñó como minero y un escritor reconocido (Figueroa Santacruz, 2019, pp. 200-202).
Los padres de Clara Garzón Pereira fueron el médico Manuel Garzón Moreno y su esposa Mercedes Pereira Urdaneta. En su hogar nacieron ocho hermanos: Manuel Eduardo, Édgar Guillermo, Mary Stella, Alberto Tadeo, Mariano, Mercedes, Clara Emelina y su gemela Beatriz. Cuatro de ellos, Alberto Tadeo, Mariano, Mercedes y Beatriz, fallecieron en diversas épocas de su vida. En Bogotá, su progenitor muere cuando Clara tenía un año. En esa época su madre esperaba a su último hijo.
La familia se instaló en Túquerres y para ellos fue definitiva la relación que establecieron con las religiosas franciscanas de origen suizo y alemán, quienes se radicaron en Túquerres en 1893 y fundaron el colegio femenino de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Al poco tiempo de llegar, la madre murió y sus tres hijas de pocos años ingresaron al internado de la comunidad religiosa (Pereira Gamba, 2005, pp. 267-268, 271). Allí, además de las asignaturas básicas, las alumnas fueron preparadas con esmero en teatro, recitación, literatura y música, conocimientos que las jóvenes Pereira Urdaneta aprovecharon. Dos de las hermanas fueron religiosas: Ana, conocida en el mundo religioso como Teresita, era una virtuosa del piano, poetisa, compositora, literata y escritora, que descolló en la poesía mística y que luego la comunidad la envió a trabajar a Panamá. Y, Victoria, llamada en su comunidad Celina de la Dolorosa, quien fue igualmente una notable pianista, directora de teatro y dramaturga, creadora del himno a la Virgen de Las Lajas, y trabajó en Ipiales y Pasto. Hay que precisar que Mercedes, la mamá de Clara, fue una destacada pianista, con portentosa inteligencia y amplia preparación, (Sánchez Montenegro, 1949, pp. CXXXXI-CXXXXII; Cifuentes, 2015, p. 296; Álvarez & Zarama Rincón, 2019, pp. 219-220).
Los primeros años de educación primaria, Clara Garzón Pereira los realizó en el municipio de Túquerres, en el colegio de las hermanas Carmelitas, Instituto Normal Teresiano, institución educativa que aún perdura (2025). De manera paralela, su madre le enseñó distintas manualidades. Pero su inquietud y gusto por el arte se inició con su tía María de los Ángeles Garzón Moreno, quien pintaba en óleo con gran talento paisajes y cuyos bordados en seda parecían pinturas, interpretaba el piano y la cítara con maestría (Cifuentes, 2015, 302). Por todas esas características, era una mujer representativa en el campo del arte en Nariño.
Posteriormente, en Pasto estudió bachillerato comercial en el Liceo de la Merced Maridiaz, dirigido por las franciscanas, donde obtuvo su título, “técnica en Comercio Superior” en 1960. Recién graduada asumió por un año el cargo de docente de Educación Artística y Deportes en la Normal de Señoritas del municipio de La Unión (Nariño). Decidió no continuar por la falta del dominio de pedagogías para la enseñanza, que en ese entonces eran escasas en la formación docente para esas asignaturas. A finales de los años sesenta, sus inclinaciones artísticas se fortalecieron cuando su tío Ricardo Garzón Moreno la ayudó económicamente para empezar sus estudios en el Instituto María Goretti, en la formación técnica de Dibujo Arquitectónico, que duraba tres años, lo cual le permitió explorar sus facetas artísticas y abrirle el camino para trabajar con ingenieros y arquitectos.
Su formación en el campo de la pintura continuó en la Escuela de Artes y Oficios bajo la orientación del maestro Óscar Pedraza, quien se desempeñaba como acuarelista, institución que fue cerrada en 1965. Clara Garzón Pereira siguió su proceso de aprendizaje sola. Su inclinación por las artes se definió por el estudio en el área de la carpintería, el torno, los calados, la joyería y el barniz, profundizando su dominio del torno, donde le fue muy bien. Pero a su profesor no le parecía que una mujer estudiara torno porque lo consideraba exclusivamente para hombres. Por eso recuerda que discutió con él y se pasó al área de joyería.
En 1976 regresó al municipio de Túquerres y se dedicó a cuidar a su familia. Continuo su labor como docente en el Colegio San Luis Gonzaga, en el área de Educación Artística. Clara Garzón Pereira era amiga de prepararse, por lo que reinicio sus estudios como normalista alcanzando de esta forma el escalafón docente grado cinco y obtuvo el título de normalista. Luego, en la universidad Mariana de Pasto, estudió y recibió el diploma de licenciada en Educación Básica. Cuando la Universidad de Nariño abrió su sede en Túquerres, se matriculó en el posgrado de Administración Educativa para reforzar sus estudios pedagógicos. En Túquerres, en 1997, recibió clases de pintura con el pastor Armando Vásquez, oriundo de Cali. Fue un artista que retomó las obras elaboradas por Clara Garzón Pereira y a partir de ellas le enseñó composición y el método para pintar al óleo. Sus actividades como docente las concluyó en 2002, al jubilarse.
Entre Pasto y Túquerres configuró su carrera artística y creativa, desarrollando su expresión con las técnicas del pastel y el óleo. Sus primeras obras fueron bodegones y paisajes costumbristas. Participó en los diferentes eventos organizados por la alcaldía de Túquerres y la gobernación de Nariño. Su aporte más destacado fue como docente de cientos de estudiantes de colegios, a quien estimuló e impartió metodologías de integración familiar con eventos dirigidos a los grados escolares superiores. Su último desempeño en el campo de la creatividad y el arte es el diseño de vestuario folclórico colombiano y latinoamericano, especialmente el de fantasía con pedrería, lentejuelas e infinidad de materiales. Su hogar actualmente lo conforma con su hija Mahara Villota Garzón y su nieto Juan Felipe Montenegro Villota.
Análisis del contexto artístico en Colombia
A finales del siglo XIX, algunas mujeres con familias de recursos iniciaron sus estudios en las escuelas de arte en Bogotá y en Medellín. Entre ellas, las hijas del pintor José María Espinosa, además de Elvira Vargas y Juana Escapettri (Morillo Santacruz, 2021, p. 486). Algunas de ellas, con la influencia del realismo y el Romanticismo en el siglo XX, se inclinan por el bodegón, que se convierte en constante en el arte colombiano al representaron objetos cotidianos y escenas de la vida diaria.
A nivel departamental, en los años treinta del siglo XX aparece uno de los principales exponentes del arte nariñense, Marco Tulio Salas Vega, quien revolucionó con su arte transformador la plástica nariñense, producto de sus estudios en Europa. Allí trabajó el impresionismo y el expresionismo, que se manifestó en temáticas cotidianas populares, rompiendo así con la visión católica del ambiente pictórico nariñense.

En la historia del arte en Nariño se debe resaltar que en 1936 se creó la Escuela de Artes y Oficios de la Universidad de Nariño. De dicha institución egresó una de las generaciones más sobresalientes del arte nariñense porque hizo un entrecruce entre lo académico y la influencia directa de las vanguardias históricas. De acuerdo con Morillo Santacruz (2021) “fue el despertar de una conciencia de la modernidad artística de la región” (p. 288). Sin embargo, fue hasta 2004 cuando se realizó una de las primeras exposiciones que demostró el despertar de una conciencia femenina en el arte regional, “Mujeres nariñenses en las artes visuales, Créalo, la mujer nariñense crea”. Se efectuó en el Centro Cultural Palatino, con el respaldo de la Gobernación de Nariño y de los programas de política social. De esa manera, se generó el establecimiento de espacios para el arte femenino y, con ello, el desarrollo del movimiento creativo de mujeres para la presentación de exposiciones, actividad cultural que estuvo a cargo de la gestora cultural Elizabeth Garzón Yepes. Con la realización de esta exposición se vislumbró la irrupción histórica de la creación femenina en San Juan de Pasto que, de alguna forma, produce una especie de asombro por lo inesperado de esta manifestación artística (Morillo Santacruz, 2021, p. 288).
Análisis formal de su obra

El estilo artístico de Clara Garzón Pereira se puede definir dentro del realismo, que se enfoca en la representación de objetos inanimados como frutas, flores y objetos domésticos elaborados de manera objetiva y detallada. También existe en su obra la necesidad de componer y dar luminosidad a todos y cada uno de los objetos. Una de las características importantes es la simbología con objetos que representan ideas o conceptos más allá de la apariencia física, creando atmósferas y ambientes que evocan frescura, autenticidad y espontaneidad, por lo que sus escenas transmiten una sensación de calidez y acogimiento, donde el color es auténtico y expresivo, dando rienda suelta al detalle y a la conexión con la tradición cultural que refleja una identidad característica de su cotidianidad. En cuanto al estudio de sus composiciones, existen gran variedad de elementos dispuestos de manera armoniosa y equilibrada.
Exposición
- “Mujeres nariñenses en las artes visuales. Créalo, la mujer nariñense crea”. Gobernación de Nariño, Centro Cultural Palatino, 26 de octubre de 2004.
Véase también
Bibliografía
- Álvarez, M. T., & Zarama Rincón, R. I. (2019). Mujeres en las letras y las artes en el sur de Colombia. 1930-1950. Historia y Memoria, (18), 211-242.
- Cifuentes, G. (2015). “Evolución cultural de la mujer en el municipio de Túquerres”. En Historia de las mujeres en Nariño, tomo I. Academia Nariñense de Historia.
- Figueroa Santacruz, R. (2019). Fundación del Centro de Historia de Pasto. En Manual historia de Pasto, tomo XX. Academia Nariñense de Historia, Alcaldía de Pasto, Secretaría de Cultura Municipal.
- Garzón Pereira, C. E. (22 de febrero de 2022). Primera entrevista a Clara Emelina Garzón Pereira.
- Garzón Pereira, C. E. (7 de junio de 2025). Segunda entrevista a Clara Emelina Garzón Pereira.
- Morillo Santacruz, O. (2021). Historia critica del arte en Nariño. Editorial Universidad de Nariño.
- Pereira Gamba, Fortunato. (2005). La vida en los Andes colombianos. Departamento de Nariño.
- Sánchez Montenegro, V. (1949). Prólogo. En Teófilo Albán Ramos, Poesías. Imprenta Departamental.
Créditos
- Noviembre 2025. Biografía escrita por Rosa Isabel Zarama y Elizabeth Garzón Yepes para Banrepcultural.
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