Diferencia entre revisiones de «Casilda Zafra»

De Enciclopedia | La Red Cultural del Banco de la República
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|title=Casilda Zafra
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A pesar de la cantidad de mujeres que participaron de manera trascendental en la campaña libertadora, desde sus etapas iniciales en servicios tan disímiles e importantes como la alimentación y el espionaje de las acciones del ejército realista, durante las batallas con disfrazada valentía y en la resistencia posterior –con todas las dificultades económicas que tuvo el origen de las patrias bolivarianas–, sigue siendo lastimosamente escasa la información que refiere sus gestas.
A pesar de la cantidad de mujeres que participaron de manera trascendental en la campaña libertadora, desde sus etapas iniciales en servicios tan disímiles e importantes como la alimentación y el espionaje de las acciones del ejército realista, durante las batallas con disfrazada valentía y en la resistencia posterior –con todas las dificultades económicas que tuvo el origen de las patrias bolivarianas–, sigue siendo lastimosamente escasa la información que refiere sus gestas.


En el caso específico de la dadivosa Casilda Zafra apenas tenemos tres datos de los cuales el tercero es tan curioso como difícil de creer: que su nacimiento ocurrió, como su austera existencia, en Santa Rosa de Viterbo; que le regala a Simón Bolívar su histórico caballo blanco que posteriormente sería la otra mitad del centauro en las batallas de Bomboná y Junín; y que además de ser campesina era adivinadora, y que había tenido un sueño en el que nacía de una yegua suya un hermoso potro blanco y que “además se lo regalaría a un destacado General. Bolívar, a través de su guía, solicitó entonces a Casilda que le guardara el potro que su yegua estaba próxima a parir” (1). Lo que sí ha notado la historia y la observación popular es el misticismo que siempre guardó la belleza y la gracia de Palomo:
En el caso específico de la dadivosa Casilda Zafra apenas tenemos tres datos de los cuales el tercero es tan curioso como difícil de creer: que su nacimiento ocurrió, como su austera existencia, en Santa Rosa de Viterbo; que le regala a Simón Bolívar su histórico caballo blanco que posteriormente sería la otra mitad del centauro en las batallas de Bomboná y Junín; y que además de ser campesina era adivinadora, y que había tenido un sueño en el que nacía de una yegua suya un hermoso potro blanco y que “además se lo regalaría a un destacado General. Bolívar, a través de su guía, solicitó entonces a Casilda que le guardara el potro que su yegua estaba próxima a parir”<ref>RENGEL, JESÚS, “Palomo, la historia y la leyenda del caballo blanco de Simón Bolívar”, en ''Terránea, correduría de seguros'', Madrid, 2018. Rescatado el 16 de marzo de 2019 de: https://blog.terranea.es/palomo-caballo-simon-bolivar/</ref>. Lo que sí ha notado la historia y la observación popular es el misticismo que siempre guardó la belleza y la gracia de Palomo:


Casilda Zafra, maestra de escuela de Santa Rosa de Viterbo, así bautizada por don Ignacio de Valdepinos como muestra de la añoranza por sus tierras de Italia, había alimentado al Palomo con espigas de trigo verde, flores de azucena y cogollos de hierba iluminada por la luna; y por eso sabía que en sus lomos solo tendría cabida un héroe que, dominándolo, dominara también a los que había encarcelado la libertad (2).
Casilda Zafra, maestra de escuela de Santa Rosa de Viterbo, así bautizada por don Ignacio de Valdepinos como muestra de la añoranza por sus tierras de Italia, había alimentado al Palomo con espigas de trigo verde, flores de azucena y cogollos de hierba iluminada por la luna; y por eso sabía que en sus lomos solo tendría cabida un héroe que, dominándolo, dominara también a los que había encarcelado la libertad<ref>SOTO APARICIO, FERNANDO, Pedro Pascasio Martínez Rojas, héroe antes de los doce años, Bogotá, Panamericana Editorial, 2004, p.64</ref>.


En la primera visita que el Libertador hizo a Quito, junto a la importantísima Manuela Sáenz, a mediados de 1822, aún era evidente el especial cariño que tenía por su caballo boyacense. Sobre ese vínculo se recordaba que:
En la primera visita que el Libertador hizo a Quito, junto a la importantísima Manuela Sáenz, a mediados de 1822, aún era evidente el especial cariño que tenía por su caballo boyacense. Sobre ese vínculo se recordaba que:


Bolívar amaba su caballo como una parte de su ser. El noble bruto lo reconocía desde lejos. Al ruido de sus pasos, al timbre de su voz, relinchaba, ponía en plumero la cola, piafaba, en fin hacía mil corvetas. Al montarlo temblaba de respeto (3).
Bolívar amaba su caballo como una parte de su ser. El noble bruto lo reconocía desde lejos. Al ruido de sus pasos, al timbre de su voz, relinchaba, ponía en plumero la cola, piafaba, en fin hacía mil corvetas. Al montarlo temblaba de respeto<ref>CAPELLA, en CACUA PRADA, ANTONIO, ''Manuelita Sáenz. Mujer de América'', Bogotá, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca de Historia Nacional, Vol. CLVIII, 2002, pp.57-58</ref>.


La magia, energía y garbo de ese caballo se nos vuelven casi imperceptibles, a pesar de que su figura sea todavía tan cotidiana que aparezca en las plazas de incontables municipios en casi todos los departamentos de Colombia, y en otros trece países alrededor del mundo, esas esculturas ecuestres, tanto como las independencias de nuestras naciones, son lo que son y lo que fueron gracias a la generosidad de otras Casildas todavía menos remembradas y al brío de otras vidas igual de inmortales a la de su equino más famoso.
La magia, energía y garbo de ese caballo se nos vuelven casi imperceptibles, a pesar de que su figura sea todavía tan cotidiana que aparezca en las plazas de incontables municipios en casi todos los departamentos de Colombia, y en otros trece países alrededor del mundo, esas esculturas ecuestres, tanto como las independencias de nuestras naciones, son lo que son y lo que fueron gracias a la generosidad de otras Casildas todavía menos remembradas y al brío de otras vidas igual de inmortales a la de su equino más famoso.
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==Bibliografía==
==Bibliografía==


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*RENGEL, JESÚS, “Palomo, la historia y la leyenda del caballo blanco de Simón Bolívar”, en ''Terránea, correduría de seguros'', Madrid, 2018. Rescatado el 16 de marzo de 2019 de: https://blog.terranea.es/palomo-caballo-simon-bolivar/
 
*SOTO APARICIO, FERNANDO, ''Pedro Pascasio Martínez Rojas, héroe antes de los doce años'', Bogotá, Panamericana Editorial, 2004.
 
*CACUA PRADA, ANTONIO, ''Manuelita Sáenz. Mujer de América'', Bogotá, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca de Historia Nacional, Vol. CLVIII, 2002.
 
==Enlaces externos==
 
*Rengel, J. (2018). [https://blog.terranea.es/palomo-caballo-simon-bolivar/ Palomo, la historia y la leyenda del caballo blanco de Simón Bolívar] Madrid, España: Terránea, correduría de seguros. Rescatado el 16 de marzo de 2019.


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Revisión actual - 22:32 16 sep 2024

Casilda Zafra
Datos generales
Nombre Casilda Zafra
Nacionalidad Colombiana Bandera de Colombia }}
Ocupación Maestra de escuela, campesina, adivinadora
País de nacimiento Virreinato de la Nueva Granada actual República de Colombia, Bandera de Colombia }}
Ciudad de nacimiento Santa Rosa de Viterbo


Casilda Zafra maestra de escuela de Santa Rosa de Viterbo quien le regaló a Simón Bolívar su histórico caballo blanco "Palomo", que posteriormente sería la otra mitad del centauro en las batallas de Bomboná y Junín.

Biografía

A pesar de la cantidad de mujeres que participaron de manera trascendental en la campaña libertadora, desde sus etapas iniciales en servicios tan disímiles e importantes como la alimentación y el espionaje de las acciones del ejército realista, durante las batallas con disfrazada valentía y en la resistencia posterior –con todas las dificultades económicas que tuvo el origen de las patrias bolivarianas–, sigue siendo lastimosamente escasa la información que refiere sus gestas.

En el caso específico de la dadivosa Casilda Zafra apenas tenemos tres datos de los cuales el tercero es tan curioso como difícil de creer: que su nacimiento ocurrió, como su austera existencia, en Santa Rosa de Viterbo; que le regala a Simón Bolívar su histórico caballo blanco que posteriormente sería la otra mitad del centauro en las batallas de Bomboná y Junín; y que además de ser campesina era adivinadora, y que había tenido un sueño en el que nacía de una yegua suya un hermoso potro blanco y que “además se lo regalaría a un destacado General. Bolívar, a través de su guía, solicitó entonces a Casilda que le guardara el potro que su yegua estaba próxima a parir”[1]. Lo que sí ha notado la historia y la observación popular es el misticismo que siempre guardó la belleza y la gracia de Palomo:

Casilda Zafra, maestra de escuela de Santa Rosa de Viterbo, así bautizada por don Ignacio de Valdepinos como muestra de la añoranza por sus tierras de Italia, había alimentado al Palomo con espigas de trigo verde, flores de azucena y cogollos de hierba iluminada por la luna; y por eso sabía que en sus lomos solo tendría cabida un héroe que, dominándolo, dominara también a los que había encarcelado la libertad[2].

En la primera visita que el Libertador hizo a Quito, junto a la importantísima Manuela Sáenz, a mediados de 1822, aún era evidente el especial cariño que tenía por su caballo boyacense. Sobre ese vínculo se recordaba que:

Bolívar amaba su caballo como una parte de su ser. El noble bruto lo reconocía desde lejos. Al ruido de sus pasos, al timbre de su voz, relinchaba, ponía en plumero la cola, piafaba, en fin hacía mil corvetas. Al montarlo temblaba de respeto[3].

La magia, energía y garbo de ese caballo se nos vuelven casi imperceptibles, a pesar de que su figura sea todavía tan cotidiana que aparezca en las plazas de incontables municipios en casi todos los departamentos de Colombia, y en otros trece países alrededor del mundo, esas esculturas ecuestres, tanto como las independencias de nuestras naciones, son lo que son y lo que fueron gracias a la generosidad de otras Casildas todavía menos remembradas y al brío de otras vidas igual de inmortales a la de su equino más famoso.

Véase también

Referencias

  1. RENGEL, JESÚS, “Palomo, la historia y la leyenda del caballo blanco de Simón Bolívar”, en Terránea, correduría de seguros, Madrid, 2018. Rescatado el 16 de marzo de 2019 de: https://blog.terranea.es/palomo-caballo-simon-bolivar/
  2. SOTO APARICIO, FERNANDO, Pedro Pascasio Martínez Rojas, héroe antes de los doce años, Bogotá, Panamericana Editorial, 2004, p.64
  3. CAPELLA, en CACUA PRADA, ANTONIO, Manuelita Sáenz. Mujer de América, Bogotá, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca de Historia Nacional, Vol. CLVIII, 2002, pp.57-58

Bibliografía

  • SOTO APARICIO, FERNANDO, Pedro Pascasio Martínez Rojas, héroe antes de los doce años, Bogotá, Panamericana Editorial, 2004.
  • CACUA PRADA, ANTONIO, Manuelita Sáenz. Mujer de América, Bogotá, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca de Historia Nacional, Vol. CLVIII, 2002.

Enlaces externos


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